Consultorio de la Dra. Ana, experta en consejos no solicitados.
Cómo dejar de fumar, y por qué.
Greta Garbo, fumando.
Cómo dejé de fumar tiene mucho que ver con por qué lo hice ya que, como todo en la vida, sólo una buena razón te hará cumplir tus propósitos.
La mía fue la vanidad.
Con treinta y pocos años y ya divorciada, empecé a ver arrugas. Tal vez exagero y no eran más que líneas finas, pero ahí estaban. Me entró el pánico. Nunca encontraría a alguien que me quisiera porque nada grita "¡No me beses!" como un código de barras grabado en el labio superior. Dejarlo fue muy duro, pero lo hice.
Prueba superada.
Estos días estamos renovando nuestro apartamento; por nosotros, me refiero al hombre que conseguí que quisiera besarme a mis treinta y tantos y a mí.
El chico que viene cada mañana a pintar las paredes apesta a humo de cigarrillo que no veas. Tanto huele que deja una atmósfera cuando se va, como un poso que se mezcla con el olor a pintura fresca. El ambiente de mi salón, con matices de cianuro de hidrógeno, benceno, formaldehído y nicotina, con toques de disolvente, me hace pensar en lo guay que me parecía fumar cuando tenía veintipocos años. Entonces me imaginaba como Greta Garbo.
Ahora veo a este hombre pintando y sólo puedo imaginarme sus pulmones marchitos. Esta imagen que describo puede parecer problemática, pero tranquilos, que no me siento a observarlo mientras le diagnostico mentalmente tumores ocultos o fallos cardíacos inminentes. Sólo reflexiono sobre lo buenos que somos mintiéndonos a nosotros mismos.
Como oncóloga, digo de vez en cuando: "deberías plantearte dejar de fumar". Cuando mi relación médico-paciente está más establecida (lo que me lleva tal que 2 visitas), me siento lo suficientemente cómoda para decir a mis pacientes fumadoras-"Mira, en realidad, sólo disfrutas fumando los cigarrillos post-prandiales, así que podrías reducirlos a tres al día fácilmente". Un par de pacientes más atrevidas me han comentado: "¿Y los postcoitales?", a lo que les contesto: "Vale, ¿cuatro?".
He perdido la cuenta de las pacientes que rechazan el tratamiento que les propongo para disminuir el riesgo de recaída porque "no me va lo de tomar pastillas, Dios sabe lo que llevan dentro", pero no dejan de fumar. Suelen dedicarme una sonrisa tímida y encogerse de hombros cuando les hago notar la contradicción. "¡Ay, Ana, ya sabes cómo es!".
Pues mira, sí que lo sé.
Mi hermana es cardióloga; ha conocido a una cornucopia de pacientes que literalmente dicen: "Me bebo una botella de vino para comer y un par de gin-tonics después del trabajo porque necesito relajarme. Es el estrés lo que me está matando". Cuando les explica el efecto del alcohol en las enfermedades cardiacas (por no hablar de las hepáticas), responden ofendidos: "¡Doctora, todo lo que bebo es de primera calidad!". Por desgracia, en la UCI no hay una sección especializada en infartos o fallos hepáticos "de primera calidad". No digo nada más.
A lo que quiero llegar es que La Salud, así en abstracto, es una razón poco atractiva para dejar un vicio, o empezar un hábito, ya sabéis, saludable. La damos por sentada hasta que la perdemos. Y perderla igual es una prueba que no se puede superar.
Así que dejo aquí el consejo que os doy, ese que no habéis pedido, para que lo cojáis, de gratis y sin compromiso:
Si quieres empezar un buen hábito o dejar uno malo, no hagas de La Salud tu "por qué". Porque ya te digo yo que no te va a durar.
Encuentra otro "por qué", el que quieras... ¡toma el mío si lo necesitas! Tengo un saco de vanidad para repartir. Y cuando lo encuentres, empieza poco a poco y ve cogiendo carrerilla.
Eres capaz de más cosas de las que crees.
Sinceramente vuestra en divina (im)perfección,
Dra. Ana
Experta en consejos no solicitados
Anécdota cierta... de primera calidad... Un día en la consulta del cirujano este me dijo: no puedes hacer deporte y estas Navidades come todo lo que quieras. Casi me da un pasmo. Era justo lo contrario de lo que yo digo a mis pacientes. Jajajajaaj. Al final era algo temporal para que la cirugía fuese mejor. Descubrí entonces lo enganchada que estaba a correr y nadar y lo inconsciente que era ya en el comer bien y pasarme un poco solo algunas vecea pero no a todas horas en el departamento de comestibles. Cuesta mucho. Después de media vida dedicada solo a estudiar, era mantequilla andante. Pero una vez consigues ser adicta a lo bueno o sano o menos malo... todo va rodado. Vengaaaaa que se puede!
¡Me he partido con las salidas de tus pacientes! Enhorabuena por conseguir dejarlo (independientemente de la excusa). Después de leerte, sólo puedo imaginarme los pulmones de la Garbo. Aunque sigue pareciéndome de lo más cool. Abrazo Ana 🩷