Las fases del parto vaginal. Fuente.
Este es un post escrito para el simposio sobre “ideas preconcebidas” delSoaring TwentiesSocial Club. A estas alturas igual pensáis que estoy obsesionada con las vaginas. Pero no ¡os juro que estas cosas se escriben solas! Normalmente no le doy muchas vueltas a los bajos.
Volviendo al tema de las ideas preconcebidas, el error más grande que he cometido es pensar que asistir a las clases de preparación al parto me iban a preparar para el parto. Aviso para navegantes: NADA puede prepararos para un parto. En fin, que aquí os dejo esto.
Hace unas semanas, vi la repetición de un taller con el título "Escribir ensayos narrativos apasionantes por los que los suscriptores pagarán por leer". Con semejante título, pagar 35 dólares me pareció más que aceptable. Armada con todos estos nuevos conocimientos sobre cómo escribir, he decidio ponerme a prueba.
Quería diseccionar las palabras de la autora del taller, Sarah Fay, a medida que avanzaba con mi narrativa porque el proceso de contar historias, tal y como ella lo planteó, me recordó tanto a un parto que me sirvió de inspiración.
Para la disección he utilizado un recurso brillante que usó
en su relato "The Swindler" (El Estafador). Ya que me pongo, os digo que todos deberíais leer su relato porque es fantásticamente espeluznante.Todas las citas extraídas en este post son una transcripción y traducción que he hecho de lo que dijo Sarah Fay durante el taller que os he mencionado.
Y una vez aclaradas todas mis fuentes, dejadme que os cuente uno de los episodios más dolorosos de mi vida.
Las memorias son un recuerdo. Piensa en un momento de tu vida sobre el que te gustaría escribir. Contesta estas 5 preguntas. ¿Cuándo fue? ¿Dónde estabas? ¿Quién estaba allí? ¿Por qué? ¿Qué esperabas que pasara? (...). El protagonista (tú) quiere que algo pase como resultado del primer acontecimiento que ocurre.
Invierno de 2015. Estoy embarazadísima. He leído todos los libros y he asistido a todas las clases de preparación al parto. Estoy preparadísima. Mi novio no ha leído nada; sin más me repite "tranquila que yo estoy aquí". Sí, eso me deja muy tranquila. Tengo claro que el éxito de este proceso depende únicamente de mí. A pesar de haber leído toda la literatura sobre partos, lo que no te dicen en los libros es que querrás que todo acabe en cuanto tengas la primera contracción.
“Incremento de la acción”- es la parte en la que se crea tensión en una historia. Es la forma de mantener a los lectores leyendo. Tanto el deseo como la acción ascendente y la tensión que se produce cuando alguien desea algo y no puede conseguirlo una y otra vez.
Hay que sentir cómo se desgarra el cuerpo desde dentro para comprender exactamente qué se siente cuando se te desgarra el cuerpo desde dentro. A menudo me imagino uno de esos potros de tortura donde ponen a un pobre desgraciado, le atan de pies y manos, y luego otro pobre desgraciado, aunque menos desgraciado, gira una manivela que tira de los miembros del primero en la dirección de los cuatro puntos cardinales. Pero por horripilante que pueda parecer esta imagen, al menos tienes una visión de lo mucho que te puede doler el cuerpo. Ves tus miembros desgarrándose y puedes pensar: "¡Ah! Esto se ve tan doloroso como se siente". Al dar a luz, no ves al bebé de 4 kg que intentas expulsar; tu panza está en el campo de visión y, a menos que tengas tanto la energía como la flexibilidad (en ese preciso momento, normalmente no tienes ninguna de las dos cosas), no puedes ser testigo visual del proceso. C, por otro lado, ha decidido situarse en la primera fila; por lo que sé podría estar tomando notas porque, en este preciso momento, parece estar investigando cómo de elásticas son las vaginas. ¿Yo? Estoy empujando y llorando al mismo tiempo. Hacer múltiples tareas a la vez es agotador.
"El clímax" o momento de la verdad nunca es una escena de lucha. Creemos que es un acontecimiento que sucede. No lo es. El clímax se da cuando el protagonista se encuentra en un apuro, en un momento de crisis en el que tiene que tomar una decisión y actuar. Siempre es una elección entre dos cosas malas o dos cosas buenas.
Por Dios, ya no puedo más. ¿Cuáles son mis opciones? ¿Dejar de empujar o seguir haciéndolo? ¿Puede alguien elegir no empujar? ¿Puede alguien caminar por la tierra y pasar el resto de sus días embarazada? ¿Querría yo eso? Hago un rápido repaso mental de cómo han sido los dos últimos meses: el dolor de espalda, la incomodidad en cualquier posición y la nebulosa mental por la falta de sueño, además del estreñimiento y las hemorroides.¿Cuál es la alternativa? ¿Un bebé? Decido que seguir adelante es la única salida.
"La caída de la acción" es el momento más oscuro para el protagonista. Todo parece perdido.
Llegamos a un punto en que, a pesar de mis esfuerzos, el bebé no cede. Estoy desesperada. Quiero a mi madre. Le digo a C: "Ojalá mi madre estuviera aquí". La matrona susurra algo en sueco a otra enfermera, llaman a la ginecóloga y susurran un poco más. Empiezan a pasar cosas: me ponen boca arriba, colocan las perneras en la cama y ahora sí que estoy en un potro de tortura. La ginecóloga me hace un corte en alguna parte, no sé dónde porque noto que mi anatomía ha ido desplazándose según avanzaba el parto. Podría ser un corte en la vagina o en el cerebro, ni idea. Me introduce un dispositivo de succión y grito como nunca jamás he gritado antes. Conecta la ventosa a la cabeza del bebé y tira.
"La resolución". O sea, que el protagonista "gana" o pierde. Estamos tan condicionados por Internet, que se empeña en sacar conclusiones de todo, que pensamos que todo tiene que tener una moraleja. Todo tiene que satisfacer al lector de esta manera tan superficial.
Si quieres que tus narraciones tengan matices, profundidad, puedes ganar, pero la victoria siempre tiene que tener un precio.
¿Conocéis la canción "Lollipop" de The Chordettes? En el estribillo hacen un sonido con la boca, como un chasquido. Esta es la única manera que tengo para describir el momento en que sale la cabeza de tu bebé. El dolor desaparece como si nunca hubiera estado ahí. Veo su cara sobresaliendo de mi vello púbico y su nariz arrugada aplastada contra su cara. Espero de verdad que sea un niño porque ahora mismo parece un viejo.
"¡Enhorabuena! ¡Es un niño!"
Mi bebé llora y yo respiro, aliviada por muchas cosas. Ya no tengo el peso del mundo sobre los hombros; ahora descansa en mis brazos.
C, que el el fondo es un romántico, dice: "Cariño, tus bajos están totalmente destrozados". Me río pensando que C no va a acercarse an mis bajos en muuuuucho tiempo.
La clave de la narrativa en Substack: No aburras a los lectores con los antecedentes de tu historia. Empieza por la mitad.
Érase una vez, me enamoré. Y luego todo pasó muy rápidamente. Fuimos novios a distancia y, tras dos años de vuelos y llamadas telefónicas, nos fuimos a vivir los tres juntos: C, mi reloj biológico y yo. Mudarte con tu novio a un país completamente nuevo, con nuevos trabajos, nueva cultura y nuevo idioma con un tic-tac perpetuo sonando en tu cerebro es interesante.
Necesito que me embaraces.
¿Ahora?
Sí.
¿No quieres ver si nos llevamos bien primero?
Colega, tengo casi 35 años. No tengo tiempo para averiguar si nos llevamos bien. Sé que me gustas, y tu material genético parece decente. Hagámoslo y punto. En el peor de los casos, compartiremos un hijo y ya está.
Erm… ¿Vale?
Sí, así fue más o menos cómo C y yo decidimos concebir. Práctico y al grano. En lo que a concepciones se refiere, nos fue como la seda. La ginecóloga que hay en mí medía la temperatura basal y estudiaba la consistencia de mi moco vaginal con la precisón de un malacólogo. A pesar de mi ansiedad con el tema, nos tocó la lotería a la primera.
Coño- murmuró C mientras la rayita se volvía roja- Ni siquiera hemos podido practicar.
Xeeee!!!!
Interesante selección de símiles.
Enhorabona, sens dubte, tens un estil propi.
💪🏼😘
Creo que es una constante en nuestra familia... sin escenitas de rodilla en tierra ni milongas de Disney. Cariño, en un año nos casamos (de mi para S), luego me dió un anillo con los apuntes del MIR desparramados en la mesa camilla de casa. La saga sigue.